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ULTIMO MOMENTO

VAMOS DESPACIO PIBES

La pasada temporada fue muy gris para Racing, pero igual cotizó a los pibes de la cantera. Ahora, la mano pinta distinta: tendrán que remarla.
 
Racing fue noticia porque vendió a Rodrigo De Paul al Valencia en cinco millones de dólares limpios. Al tiempito, se sumó a la aventura europea Luciano Vietto, la joya de la abuela que venía de capa caída, con pocos goles, casi desconocido: más allá de este bajón deportivo, el Villarreal de España peló la billetera y pagó 5,5 millones de U$S netos. 
Y, claro, no hay que olvidarse de Bruno Zuculini, que ya estaba vendido de antemano: Manchester City desembolsó 2,5 millones de dólares por el polifuncional volante, el mismo que hoy atrapa el interés del Valencia y otros clubes españoles que lo quieren a préstamo.

De todas maneras, la Primavera de Praga que vivieron los juveniles del club en el último tiempo parece que tendrá que soportar la abrupta llegada del invierno más crudo. ¿A Diego Cocca no le gustan los juveniles? Sí, claro, aunque en su diagnóstico vio que hubo mucho talento apurado por la crisis, andá y hacé lo que puedas. Y esto, parece, va a cambiar...

El caso de Roger Martínez marca un quiebre de estilo. Aunque la lista es más larga: Esteban Saveljich, el Perfumo de Mostaza Merlo, quedó relegado al banco y, si aparece algo potable, no vería con malos ojos irse a probar suerte en otro lado. 

Unos metros más adelante se para Gastón Campi, otro que para el ex DT era la nueva perla de la Academia. El zurdo, considerado por Cocca como segundo marcador central, hoy es el primer recambio para el puesto. Y si bien no está tan relegado, el Toluouse de Francia estaría interesado en él. Si cae algo, armaría las valijas ya.

Consultado al respecto, Cocca mantuvo su discurso certero: “Por necesidad, Racing se apresuró en subir algunos juveniles”. Su pensamiento puede generar debate, por supuesto, aunque no está tan errado. 

Para ser consecuente con su ideal, el DT bajó a la Reserva a Rolheiser, Guillermo Hauche, Pierce y a Paillalef. Además, mandó a Dinneno a préstamo a Temperley. 

Para este momento, cree, hacen faltan hombres curtidos. 

Para los pibes, tiempo y paciencia.


FUENTE: Olé.

SI LO USAS TRANSPIRALO, VOLVAMOS A CREER EN EL FUTBOL 

KAKO MADURO

Después de haber pasado un año en Italia, en un mano a mano con Olé, Ricky confesó que creció en todo sentido. “Empecé a escuchar a quienes me hablan con buena leche”, reconoció.
 
La medición del tiempo es subjetiva. Extenso o escueto según el contexto de quien lo haya transcurrido. Un mismo período puede resultar más largo para alguien que para otra persona. Ricardo Centurión estuvo un año en el Genoa. ¿Poco? No, mucho. Aunque no consiguió titularidad, esa experiencia le permitió incorporar enseñanzas como jugador y también en otro campo más profundo: en el crecimiento que excede a la pelota. Habla pausado en el mano a mano con Olé . Se lo ve con aplomo. Mira la cancha del Cilindro que volverá a pisar con la casaca de Racing. Repasa su reciente pasado. Y se entusiasma con lo que puede venir.

-¿Con qué tenías ganas de reencontrarte?
-Con todo. Extrañé todo. Cuando te vas afuera siendo muy chico (tiene 21 años), se extraña el entorno familiar, tus amigos de la vida y los del vestuario. Te cuesta la adaptación, como me pasó a mí. Pero hoy estoy acá, con un grupo nuevo en el que nos estamos conociendo. Parecen todas buenas personas.

-¿Qué te dejó el paso por el fútbol italiano?
-Más allá de lo futbolístico, aprendí en otros detalles. Crecí, empecé a escuchar a quienes me hablan de buena leche. Acepto las críticas, como siempre, y reconozco lo que yo hice. Tuve un buen primer semestre en Racing. Después, en muy poco tiempo, me pasaron muchas cosas y no me daba cuenta de algunas en las que iba a fondo.

-¿En qué cuestiones?
-Es que en los primeros meses estuve con un amigo que me acompañó. Sin mi familia cerca, aprendí mucho: a estar solo, a pensar más y maduré. Ahora me tomo el tiempo de aprovechar otras cosas.

-¿Por ejemplo?
-Disfruto más del vestuario. Estoy más tiempo ahí adentro, hablo con el kinesiólogo, con el masajista, con todos... Ahora llego dos horas antes y me quedo más tiempo después de los entrenamientos. Antes no veía la hora de irme del vestuario para almorzar con mis compañeros. Eso no era nada malo, pero hoy le pongo un freno y hago todo lo que debo hacer: si necesito masajes para recuperarme, me quedo; si tengo que pasar por la pileta de agua fría, lo hago; si tengo que hacer ejercicios de kinesiólogo, lo mismo. Antes me iba rápido, aunque después no tenía nada que hacer en mi casa. Hoy lo pienso dos veces, disfruto más.

-Pese a no tener continuidad, ¿te dejó enseñanzas tu etapa en el Genoa?
-Con Gasperini (técnico) jugaba poco, pero desde afuera y en los entrenamientos aprendí. Compartí el vestuario con un campeón del mundo como Gilardino. Era un grupo muy bueno. Lamentablemente me tocó jugar poco porque el técnico me necesitaba en otra posición y no me acostumbré.

-¿Qué te pedía?
-Paraba cinco atrás y yo debía marcar más. Me costaba porque soy más de irme al ataque y no volver bien. Pero eso me sirvió para tener más sacrifico en la marca. Y con la pelota, traté de corregir lo que hacía antes, cuando llegaba al fondo y no pensaba tanto en cómo terminar las jugadas.

-¿Estás más pensante?
-Sí, entendí que debo ser más pensante en la terminación. Tengo que apostar a dársela a un compañero en vez de desbordar y tirar un centro a la nada... Al fútbol italiano uno a veces lo ve aburrido, muy táctico y físico. Y es así. Si el técnico te pide que marques a uno, tenés que morir con ese.

-¿Qué te provoca poder entrenarte con Milito?
-Es un jugador con gran trayectoria y muchos años en Italia. Como también estuvo en el Genoa, cuando llegué me hablaron mucho de él. Siempre me gustó su juego y es muy lindo compartir un vestuario con él. Le va a aportar mucho a este club y a nosotros nos va a traer calma para jugar tranquilos.

-¿Se está armando un equipo para qué?
-Hay que ir despacio, estamos en un proceso de pretemporada. La ilusión de ser campeones no se la podemos sacar a la gente. Hablando de lo personal, me voy poniendo a punto en lo físico; en ese sentido no estoy bien. Quiero llegar al máximo como pude estar en un momento.

-¿Llegás con muchas ganas de revancha tras tu primer ciclo en Racing?
-Con Zubeldía estuvimos cerca del campeonato, teníamos equipo para ser campeones y dolió mucho no poder lograrlo. Volví con mucho hambre de gloria. Sé que no es fácil, hay equipos muy bien armados. 

-Te fuiste luego de un cruce por Facebook con un hincha al que le dijiste que te ibas a llenar de plata y él no. ¿Qué pensás?
-Exploté de esa manera queriendo causarle dolor a ese chico que ni conozco, pero atrás de ese mensaje mío hubo millones de él. Si me hubiera criticado a mí, jamás le habría contestado porque soy profesional al ciento por ciento. Pero cuando se meten con mi familia, es otro tema. Ese día estallé por el lado de la plata, pero respeto mucho a la gente de Racing. Si todos supieran la familia que tengo...

-¿Cómo es?
-Muy laburante. Ojalá alguien de ustedes (periodistas) o quien sea pudiera conocerla. Acepto que me equivoqué con lo del Facebook y le pido disculpas a los hinchas de Racing. Ellos saben lo que uno sufre en Inferiores, que no todos son lindos momentos. A mí me pueden decir que soy un pibe raro, que tengo cara rara o lo que fuera. Eso no me molesta. Pero hay una familia atrás a la que le duelen las cosas que se dicen.

-¿Qué te gustaría que se conozca de tu familia?
-Mirá, mi vieja es de fierro. Se levanta todos los días a abrir el local de ropa femenina. Se lo puse yo, además de comprarle un auto. Mi hermana más grande está formando su familia y el otro día fue a la 9 de julio a poner un puesto ambulante y vender gorros, sombreros y otras cosas de Argentina en el Obelisco, para poder llevarle un plato de comida a mi sobrina. Después, tengo un tío que labura casi 24 horas en una fábrica, una abuela jubilada, una hermanita que estudia... A mí nadie me regaló ni me regala nada. Mi familia estuvo siempre, más en las malas que en las buenas. Y de a poco le voy dando cosas.


  • SI LO USAS TRANSPIRALO, BASTA DE FARANDULA, VOLVAMOS A CREER EN EL FUTBOL

UN DIA VOLVIO

Este es el Vietto que todo Racing conoce. Lucho metió las dos que tuvo y gritó por primera vez en el torneo.

Luciano Vietto no se había olvidado de jugar. Claro que no. Su crisis era de confianza, de no saber cómo salir de un laberinto que jamás se había presentado en su corta carrera. En los primeros 13 partidos y medio se lo notó desconectado, como una copia pirata de un delantero que llegó a ser cotizado en casi diez millones de euros. 

Pero en el segundo tiempo contra Olimpo, justo después del gol de Zuculini, el delantero ya había mostrado algunos síntomas que ayer terminó de confirmar. Volvió. 

Por su bien, por el de Merlo, por el del equipo principalmente. Lucho gambeteó, tocó, giró y estuvo en donde tienen que estar los goleadores. En el primer tanto aprovechó la peinada del gigante Campi y apareció en el punto del penal a puro instinto: cabezazo bien lejos de Monetti y a gritar el 1-0, su primer gol con todas las letras en este campeonato (el otro, ante Lanús, lo terminaron dando en contra).

Su lenguaje corporal, muchas veces menospreciado en el fútbol, fue totalmente diferente al de los primeros partidos. El cordobés estuvo siempre metido en el juego. Si hasta más de una vez bajó para dar una mano a la línea de volantes... Su segundo gol, entonces, no sorprendió. Cuando Mostaza Merlo pensaba cambiarlo y hasta ya había ido a buscar a Gabriel Hauche, el 9 encontró un centro pasado de Valentín Viola (vital para el crecimiento de Vietto), se tomó tiempo para bajarla y definió bien arriba, casi al ángulo, para tomar aire en un partido que se había puesto chivo por el descuento del Lobo y el tímido arranque de su equipo en el segundo tiempo. 

El entrenador, claro, paró el cambio del Demonio, le explicó a Daulte que no podía sacarlo y le dio unos últimos minutos de disfrute. Su trabajo, claro, ya lo había hecho a la perfección.

El rendimiento de Luciano seguramente lo volverá a acercar a los hinchas, quienes lo habían castigado en los últimos partidos: por su capacidad, al delantero le exigen más que al resto. Pero en el Bosque demostró que cuando está enchufado marca diferencia. 

Las dos más claras que tuvo terminaron en gol y también incrementó su compromiso con el equipo, el ítem que había irritado a parte del Cilindro.

Agea Digital

CAMPI

Gastón volvió a darle la razón al pleno de Mostaza: ayer copó el medio y metió su primer gol en Primera.

Quién lo hubiera dicho, hace apenas un par de semanas. ¿Quién? Nadie. Ni él. O sí, sólo uno: Reinaldo Carlos Merlo. Mostaza vio lo que nadie en este pibe Gastón Campi, un marcador central zurdo que durante su paso por las Inferiores de la Academia sólo había pisado campo rival en algún córner, nomás. 

Merlo le vio pinta de cinco, y sabemos que Merlo algo entiende de volantes centrales: algo entendía, se ve, porque este chico de 22 años ya parece haberse ganado un lugar después de sus dos primeros partidos en Primera. 

Su debut en Bahía Blanca el lunes pasado ya había sido prometedor, y ayer volvió a tener un nivel bien alto, casi tan alto como él, que mide 1,93 metro. Y anoche en el Bosque aprovechó su estatura de espigado, Campi, que cabeceó un centro de De Paul entrando por el segundo palo y festejó por primera vez un gol en la A, a pesar de que Zuculini estuvo cerca de robarle la autoría asegurando el tanto del 2-0 parcial (en Reserva había pegado ocho gritos, ninguno de cabeza a pesar de su altura). 

Y el gol no fue lo único que hizo el zurdito ayer, porque se lo notó suelto para tocar la pelota, porque copó el medio con despliegue y quite, porque jugó con la experiencia que no tiene, con la prestancia de un tipo de muchos partidos en el lomo. 

Así también lo vio Mostaza, que después del partido, ante la pregunta de la televisión sobre la titularidad de Campi, fue contundente: “¿Quién te dijo a vos que lo voy a sacar?”. Y sí, parece que se ganó un lugar.

7 BRAVO

Ni Viola ni Vietto. Bruno Zuculini metió el gol del triunfo y es el top de la Acadé en el Inicial, con dos festejos. Ya metió seis en el 2013.

Con Zubeldía aprendió a llegar al área y ese fue un legado de los positivos que dejó Luis en su etapa en Racing. A su fuerza, marca y coraje, este volante de 20 años le sumó un poco de pases cortos y bastante de aparecer por sorpresa en la zona de fuego. Y cuando la Academia estaba en llamas porque hacía 12 fechas que no ganaba y 626 minutos sin gritar un gol, apareció él. Este pichón surgido en la cantera del club, que primero creció a la sombra de su hermano Franco, y ahora es de lo mejorcito de un equipo que intenta surfear aunque sea una ola. Y Bruno Zuculini, de él hablamos, fue el héroe en la primera victoria del team de Mostaza en este Inicial. Chau velorio, hola Zucundum, Zucundum.
El diestro nacido en Escobar, que llegó a Racing con edad de Séptima, tuvo la llave para hacer gritar gargantas casi vírgenes en este torneo. 

Porque apenas tenía tres goles 12 fechas y, entonces, cuánto vale un gol. Cuánto. Y más si llega después de seis pases seguidos, con una jugada elaborada, con toques de primera, con la asistencia de Villar (casi lo único bueno que hizo en el partido) y el volante que arriba vacío, a buscar el pase, y el toque preciso para definir ante la salida de Champagne. Y en lugar de salir a gritarlo como loco, decidió esperar a todos sus compañeros para hacer un festejo grupal, ya que este plantel de Racing venía muy, pero muy golpeado.

Y con este grito sagrado, Zuculini, alguien que hasta hace poco tiempo pisaba casi nada el área, es el ¡goleador de la Academia! en el Inicial, con dos festejos. Y, como el equipo apenas convirtió cuatro goles en 13 fechas... Pero éste es el año de Bruno y el arco rival, ya que en 79 partidos de su carrera metió ocho goles, pero de esos gritos, seis festejó en el 2013. Sí, en 25 encuentros del año celebró media docena de tantos y ese es uno de los motivos por los que el Manchester City de Inglaterra tiene un precontrato firmado, para llevárselo en junio de 2014.

Atrás quedaron las lesiones musculares que lo hicieron ausentarse durante más de un mes: primero se desgarró en el partido de ida de la Sudamericana, y luego se resintió en la semana del debut de Ischia. Volvió con Rafeala en la 10° fecha y ayer fue la clave del triunfo, tanto por su llegada al área como su esfuerzo en el medio.

HUYENDO

El Ratón también decidió hablar de la pobre actualidad del equipo y no tuvo reparos en hacer sus críticas: “No estamos bien, contra Lanús hubo rendimientos bajos que se vienen repitiendo. Hay que parar de perder…”. 

Y, además, tuvo unas misteriosas palabras sobre Ricardo Centurión, el pibe que emigra: “Hay cosas que podés decir y otras que no. Me parece que para la salud de Racing, en todo sentido, que se haga la venta es lo mejor. No se pueden contar todos los pormenores…”.

Nosotros si te la verdad sobre Centurion, hace unos meses atras http://rcelmantosagrado.blogspot.com.ar/2013/02/centurion-la-verdad.html

CHAU CACO


Ricardo Centurión se defendió por Facebook de las agresiones de algunos hinchas. Criticado por la roja ante Lanús y pedir irse de Racing, hoy volará a Italia para sumarse a préstamo al Genoa. Al club le ingesan 1.200.000 euros y, en un año, una opción de compra obligada de 3.200.000.

En el fútbol no existen benefactores. Aunque el regalo se disfrace como tal, la basura siempre se esconde debajo de la alfombra. Un préstamo de 1.200.000 euros por Ricardo Centurión, en medio de un campeonato empezado, a simple vista no parece ser la mejor opción. Más aún si hace seis meses el Anzhi había ofrecido 7,5 millones y ahora el Genoa, club que debe comprarlo en 3,2 millones, tiene como antecedente inmediato no haber pagado el pase de Julián Velázquez. Claro que más allá de las gambetas, la dirigencia puso en la balanza el carácter problemático que tiene una de las estrellitas de Racing, a quien, desde ayer, los hinchas no recordarán de la mejor manera.

Tras haber hecho fuerza para lograr su transferencia a Italia en el peor momento de Racing desde su debut, el miércoles se hizo expulsar en cancha de Lanús y causó malestar en quienes pisan todos los días el club. “Estaba con la cabeza en otro lado. Otra muestra más de que se debe ir”, sostuvo alguien que conoce el día a día de Ricky. Aquella roja apenas fue la punta del iceberg de un chico demasiado travieso. Más allá de su preferencia por visitar boliches de moda, algo normal en un adolescente de 20 años, a los dirigentes nunca les gustó el círculo en que se mueve. Por eso, primero le alquilaron un departamente en el centro de Avellaneda y luego lo trasladaron a Puerto Madero. 

El motivo, claro, tenerlo más contenido. “Necesita un cambio de aire, un cambio de vida. Centurión necesita un traslado”, reconoció Eduardo Roseto, su representante, en Radio 9. Las buenas actuaciones del volante, en especial antes de ser operado, alivianaron cualquier tipo de reproche, tanto del club como de los hinchas. Pero ahora, con el equipo último y a sabiendas de sus ganas de irse, algunos hinchas lo criticaron en su cuenta de Facebook y Centurión respondió de la peor manera. “Jajajaj. Soy crackkk y voy a ser millonario. Lástima que vos vas a seguir laburando 24 horas. Bloqueado, te fuiste”, se defendió ante la agresión de un hincha, algo injustificado en una persona pública. 

Y luego, por mensaje privado, le respondió a otro que le había dicho que trabajaba para ir a ver a Racing: “Jajajaj y es así el laburo papi. Dale seguí laburando para ir a la cancha salame, te fuiste mostro. Otro bloqueado”.

Inmerso en la polémica y olvidando que en un año puede volver al club en caso de que el Genoa no pague el resto del pase, Ricardo viajará hoy a Italia junto a su representante y al tesorero Pablo Mena. Si bien parte de la directiva estaba en contra de la operación, el presidente Gastón Cogorno (volará el domingo luego de cerrar al nuevo técnico) fue quien llevó adelante las gestiones.

 Para él, el jugador perdía cotización mientras que para otros que piensan como él, cualquier problema extrafutbolístico podía terminar perjudicando al club. “En la venta de Centurión hay cuestiones personales. Nos pide la posibilidad de irse porque cree que es lo mejor. No se pueden decir todas las cosas, pero nos beneficia a todos”, sostuvo el manager Ayala, del riñón del presidente y de acuerdo con desprenderse de Ricky.

Dentro del vestuario, y más allá de su amistad con los más chicos, fueron Saja, Ortiz y Pelletieri los que siempre trataron de aconsejar a Centurión, quien en Inferiores solía pegar faltazos y por eso casi queda libre hasta la llegada de Zubeldía, que lo rescató y le dio un lugar de privilegio en su equipo. En un ascenso fugaz, pasó a jugar en la Selección Sub 20, a ser buscado por equipos europeos y tildado como una de las máximas figuras de Racing.

Sin su DT mentor, su entorno y los dirigentes decidieron cortar por lo sano y darle un cambio de aire a Centurión. Criticado por los hinchas, la última imagen con la camiseta de Racing será peleándose adentro de la cancha y viendo una roja. Una foto demasiado pobre para un pibe que fue figura de un clásico y con condiciones para triunfar en un equipo como Racing.

OFERTA FORMAL: CACO

El Club Italiano Genoa quien la semana pasada oferto 600.000 euros para llevarse a préstamo al juvenil volante académico redoblo la apuesta en las últimas horas con una nueva propuesta económica cercana a los 3.700.000 Euros, limpios para Racing,  por la compra definitiva del jugador.

Allegados al Genoa se comunicaron con Rosetto, representante del jugador, con un importante ofrecimiento económico, que el mismo agente se encargo sé hacer llegar al club que evaluara los pasos a seguir en las próximas hora.

Planeta Racing por intermedio de Juan Bronzini, pudo averiguar que el entrenador, Fabio Liberani, excompañero de varios argentinos en su época de volante central en Lazio y varios equipos italianos, lo habría pedido a Centurión por considerarlo ideal para el sistema de un punta (Ciro Inmobile) y dos extremos bien abiertos."

Esta tarde en reunión de Comisión Directiva, uno de los dos puntos que serán evaluados será el de esta oferta que de no mediar inconvenientes sería aceptada por la mayoría de los miembros. 

¿Los días en Racing de Ricardo Centurión llegaran a su fin?  

De seguro muy pronto tendremos nuevas e importantes novedades al respecto.

Fuente: Planeta Racing, Ariel Diolosa  adiolosa@planetaracingrc.com.ar

PRESTAME AL CACO


El club genovés estaría interesado en el volante de la Academia.

Según supo Planeta Racing, allegados al Genoa se han comunicado con Rosetto, representante del volante, para averiguar condiciones de un préstamo por una temporada.

Si bien al club no llegó información alguna, los medios italianos (Planeta Genoa y Alfredo Pedulla) ya se hacen eco de una posible oferta del exequipo de Diego Milito. 

El entrenador, Fabio Liberani, excompañero de varios argentinos en su época de volante central en Lazio y varios equipos italianos, lo habría pedido a Centurión por considerarlo ideal para el sistema de un punta (Ciro Inmobile) y dos extremos bien abiertos.

La oferta sería de 600.000 euros por el préstamo del juvenil. Lo que no se supo es si solicitarían una opción de compra.

Mientras tanto, el mercado de pases en Europa sigue abierto hasta fin de mes. La oferta del fútbol inglés no llegó. ¿Llegará la de Centu?

DOS PIBES MENOS

Zuculini y Centurión salieron lesionados. No estarían en Tigre.

Más allá de la derrota, Racing también perdió a dos de los soldados más importantes durante el partido. Bruno Zuculini debió salir a los 26 minutos del primer tiempo por una dolencia en el isquiotibial de la pierna izquierda. 

Al volante central, quien terminó mirando el partido con hielo en la zona, hoy le harán estudios para descartar un desgarro y esperar que sólo sea una contractura.

Además, Ricardo Centurión no pudo continuar por un fuerte golpe en el isquiotibial derecho. A los 18 minutos del segundo tiempo, chocó con Maxi Velázquez y fue reemplazado por Roger Martínez. 

Ambos jugadores, si bien se esperará el diagnóstico, estarían descartados para visitar el domingo a Tigre, a las 16, en Victoria.



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ROGER...EL REFUERZO


El colombiano debutó en una parada difícil y fue la bandera del intento de levantada de Racing frente a Lanús, por Copa Sudamericana.
En épocas de crisis de delanteros de élite, Colombia parece sacarle agua a las piedras. Y es acá, en Argentina, dónde todo parece comenzar.
Acá Radamel Falcao García hizo sus primeras pasos, como así fue Juan Pablo Ángel. Y en Racing, los hizo (ahora lo hará en River), Teófilo Gutiérrez.
Si bien, tal vez es pronto para las comparaciones, odiosas si las hay, Roger mostró movimientos de todos ellos. El joven de Cartagena se mostró muy adepto al juego de frente y de espaldas al arco; muy inteligente para moverse con y sin la pelota; y la posibilidad de ser conductor y definidor.
Pero lo más significativo, es que no le pesó el debut. No se dio cuenta que estaba jugando torneos internacionales en medio de una caldera, como lo era el cilindro.
Como si esto fuera poco, Roger se dio el lujo de generar extremo peligro en ataque. Primero con una apilada de varios hombres que terminó en un pase a Hauche, que el mismo Demonio definió muy mal ante la salida de Marchesín.
Y después con un sombrero con giro de cadera para sacarse a Izquierdoz de encima. El defensor le cometió falta que Delfino no vio.
El juvenil que llegó al club junto con Radaelli, proveniente de Argentinos Jrs. dejó una gran imagen en su debut. De seguir así, Zubeldía, en su noveno juvenil promocionado, habrá encontrado el 9 que tanto pidió.
Fuente: Planeta Racing  por Juan Bronzini jibronzini@planetaracingrc.com.ar


  

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TINTIN SE COPA

Para Zubeldía, los refuerzos traerán mejoría. Hoy, en la Copa, quiere poner a Regueiro y Viola.
 
Algunos podrán tratarlo de caprichoso, terco o cerrado en su táctica férrea. Pero Luis Zubeldía no reniega de eso. Entiende que su filosofía, con el vértigo y el pragmatismo como pilares, le escapa al buen juego que muchos pretenden. No tuvo pruritos, por ejemplo, en decir que contempla como método cederle la pelota al rival para salir de contra. 

Es parte de su esencia... Los problemas empiezan cuando una idea no entrega dividendos ni en el rendimiento ni en el resultado. Racing jugó muy mal ante Colón y San Lorenzo. Sin juego asociado, sin inventiva, sin punch adelante. El técnico lo acepta, aunque no desespera y alimenta la esperanza de que las incorporaciones pueden elevar al equipo. Eso sí, en este caso mete la pausa.

“Necesitamos más peso ofensivo. Para ello llegaron Regueiro, Viola, Battaglia e Ibáñez, que por el lateral me puede dar juego ofensivo. Pero no puedo apresurarme y ponerlos antes de tiempo porque deben ponerse a ritmo”, arrancó el DT, con la certeza de que “para mí lo más fácil sería hacer jugar a todos los refuerzos en la cancha y que se hagan cargo ellos...”.

Con Regueiro y Titín en su mente para ser titulares hoy, el entrenador cree que la Academia empezará a conseguir una mayor agresividad: “No a todos juntos, pero iré incluyendo a los nuevos porque tienen que hacer más fuerte al equipo y tapar el déficit que tuvimos en el arranque”. 

También admitió que Racing, como sello, depende mucho del desequilibrio que pueden generar sus futbolistas más hábiles. De todos modos, se trata de una estrategia que pregona como una bandera. 

Y no la desestima. “Si bien lo ideal es tener juego en conjunto e individual, me gustan los duelos mano a mano”, reivindica Luisito. Frente a Lanús, en el debut en la Sudamericana, rendirá otro examen ante los hinchas que lo miran cada vez más de reojo.

   

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VI-VI RACING

En su 11 ideal, cuando todos los refuerzos estén a punto, Zubeldía pondrá arriba a Vietto y Viola. Difícil que Titín juegue el viernes, aunque no hay que descartarlo.

Por más que deposite toda su atención en el próximo partido, por más que piense en cómo darle más creatividad y agresividad ofensiva a su equipo después del flojo empate ante Colón, por más que intente no saltear etapas... Desde el momento en que se puso a armar la lista de refuerzos, la cabeza de Luis Zubeldía comenzó a darle forma a su escudería ideal. A la alineación que propondrá una vez que todos sus jugadores estén listos para actuar desde el arranque. Y a su sistema. Todas cuestiones lógicas en cualquier entrenador, mucho más todavía en uno tan minucioso como el ex Lanús.

Hoy por hoy, Luisito aguarda que las incorporaciones que llegaron para ser titulares se pongan a punto física y futbolísticamente (tales los casos de Mario Regueiro y Valentín Viola), como así también espera que se sumen tres más: Luis Ibáñez (lo imagina de entrada en un futuro cercano), Jairo Palomino y Rodrigo Espíndola (zagueros que el DT utilizará como recambio).

Con todos a disposición, Zubeldía evaluaría poner un 4-2-2-2. Es decir, con dos volantes externos que saldrán entre Regueiro, Ricardo Centurión y Rodrigo De Paul. ¿Quién arrancaría desde atrás? En este dibujo, el que iría la banco sería el juvenil que usa la 10.
Arriba, el DT dejará de atacar con un solo punta porque la dupla Vietto-Viola será una fija. Volverán a jugar juntos, al igual que en la Reserva.

 “Nos alternábamos. Cuando uno se metía en el área, el otro salía”, recordó Titín. Cómo recién hoy practicará con el plantel, parece difícil que sea titular ante San Lorenzo. Aunque no hay que descartarlo. “Estoy ansioso, mañana mi primer entrenamiento con los compañeros. ¡Espero arrancar de la mejor forma! ¡Vuelvo a ver varios amigos!”, expresó el ex Sporting Lisboa en su cuenta de Twitter.

En el fondo, Ibáñez se encamina a ganarse el lateral izquierdo y para el medio quedarán como alternativas Rodrigo Battaglia, Diego Villar, Leo Rolheiser y Ezequiel Melillo. ¿Qué equipo se viene para el viernes? El técnico deberá definir si repetirá los 11 o le dará lugar de arranque a Regueiro u otro soldado. El esquema sería 4-1-4-1.

Fuente: Nicolas Montala Nmontala@ole.com.ar



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A CUIDARLO: VIETTO



Luciano debió salir en el inicio del segundo tiempo por lesión y abandonó la cancha llorando. El pibe había sufrido un esguince de tobillo en la entrada en calor y se resintió durante el partido. 
 
Se quedó con ganas de hacer algo más Luciano Vietto. Pero el pibe de Racing, que se había lastimado el tobillo derecho en la entrada en calor y, ya en el inicio del segundo tiempo, al chocar con un rival, pisó mal y se resintió. Zubeldía no dudó y decidió reemplazarlo por Gabriel Hauche en ese momento. Y el pibe, frustrado por tener que abandonar el campo de juego en Santa Fe, estalló en lágrimas en pleno campo de juego. En la semana le realizarán estudios para conocer el grado de la lesión.

Vietto llegó al partido con Colón con lo justo. Venía de recuperarse de una sobrecarga en el muslo derecho. Sin embargo, la molestia muscular no tuvo nada que ver con su esquince, que fue tratado apenas se lastimó en la entrada en calor pero, a los 9 del segundo tiempo, el tobillo no aguantó más, el DT lo sacó, y el pibe, que había tenido pocas chances, no resistió y se descargó. "Vietto tuvo un esguince en la entrada en calor, leve. Me enteré en el partido. A los 15 tuvo ese golpe y no es nada grave, le dolía", explicó Zubeldía.



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TORNEO INICIAL: ZUCULINI


 

Racing arrancó con todo en Santa Fe, se puso en ventaja con un cabezazo de Zuculini a los 120 segundos de partido, pero se fue desinflando, no aprovechó que su rival terminó con diez y fue empate 1-1 con Colón en Santa Fe.

Arrancó para comerse la cancha. A los dos minutos ya ganaba 1-0 y pintaba para tener el mejor debut, como quería Zubeldía. Pero Racing no pudo sostenerlo, en una noche aburrida en Santa Fe y tras el empate de Mansilla, los dos parecieron conformarse con la igualdad. O no pudieron hacer mucho para cambiarla: con los minutos, el visitante se fue desinflando, no encontró en sus individualidades el camino al gol y ya en el segundo, con el Sabalero jugando de contra, le fue imposible mover el resultado.

Con Colón aún acomodándose, Pillud se fue por el costado derecho, tiró un centro preciso al centro del área que Zuculini, con inteligencia, anticipó y clavó el 1-0, con una elegante palomita. Pero no pudo sostener ese entusiasmo inicial, que se fue apagando al punto que Colón, que no había generado peligro en el área de Saja logró el empate tras una buena jugada en conjunto. Robo de Prediger (que luego se fue expulsado) a Pillud, Mugni el centro y Jacobo Mansilla al empate. 

Tras el 1-1 quedaron las polémicas: el penal a Pillud, que fue amonestado por llevarse por delante a Pompei en la protesta, y una mano de Prediger en el inicio del segundo. Ni siquiera el ingreso y debut de Regueiro en Racing pudo cambiar el resultado. Fue empate con sabor a poco. Para ambos.




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QUIERO LA 10

Rodrigo De Paul, enganche natural, pidió usar la camiseta número diez, la misma que nadie utiliza desde que se fue Gio Moreno. Humilde, el talento les pidió permiso a Zubeldía y al capitán Saja. Un valiente.

Está doblada en algún lugar de la utilería. Allí descansa. Sobre una balanza, esa camiseta pesaría como las demás porque la tela es la misma, pero cuentan los protagonistas que el número que lleva en el dorso representa la carga de una tonelada sobre las espaldas. No es para cualquiera. Les calza bien a los talentosos, los guapos, los que tienen carácter. En Racing la usó un tal Rubén Paz, que un poquito sabía con la pelota y tenía unos cojones importantes. Rodrigo De Paul apenas lleva 20 partidos en Primera (dos goles), no tiene la trayectoria del uruguayo ni es ídolo del club. Sin embargo, a los de 19 años no vaciló en intentar cumplir con un sueño: enfundarse en la camiseta 10 de Racing en la próxima temporada.

Rodri no se quedó esperando de brazos cruzados que algún día le tocara esa casaca tan preciada, que distingue a una raza de jugadores en extinción, como son los enganches. El pibe fue al frente. Al igual que cuando se para ante los defensores rivales, encaró a Luis Zubeldía durante la actual pretemporada y planteó sus ganas. “Como está libre, me gustaría usar la 10”, le manifestó. El técnico lo escuchó atentamente y lo mandó a que le comunicara su anhelo a Sebastián Saja, el capitán.

El arquero, de gran liderazgo en el plantel, no sólo que le subió el pulgar, sino que además lo tomó como una demostración de carácter. “¡Me gustó su actitud porque quiere decir que tiene personalidad! Eso sí, le dije que hay que saber llevar ese número, je”, le contó el Chino a Olé . En tono más serio, agregó: “Creo que De Paul cuenta con las condiciones suficientes para vestir esa camiseta”.

En las Inferiores, el chico jugó siempre con la 10 y no quiso dejar pasar la chance inmejorable de recuperarla ahora que está vacante. El último jugador de la Academia que la vistió fue Giovanni Moreno y, a partir de ahí, entró en un letargo.

De buen pie y panorama, el juvenil se destacó en las categorías menores como enlace clásico, pero Zubeldía lo corrió hacia los costados por su dinámica. “Hace 11 años que juego acá. Empecé cuando el club no tenía agua caliente. Trabajé duro para llegar a Primera”, contó De Paul, a poco de ser promovido por el entrenador. Hoy es un integrante de fuste de ese piberío que potencia el espíritu ofensivo de la Academia y que entusiasma a todos. Previo a explotar en Primera, para la gente del club que trabaja en el semillero hablar de De Paul era sinónimo de talento. En aquel entonces comparaban su manejo con el de Luis Fariña, recientemente transferido al Benfica.

Ya no estarán juntos, aunque en un futuro inmediato, cuando hable con Luigi por teléfono, le contará que será el nuevo 10 de Racing. Con todo lo que eso significa. El pibe 10 es de la casa.



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MADE IN RACING: BRUNO ZUCULINI


A los 20 años, Bruno Zuculini es el 5 de Racing. Para llegar a eso tuvo que perderse cumpleaños, minas, meriendas con amigos y unas cuantas cosas más. Después de esos sacrificios, elude la fama y disfruta de haber decido desde los 7 ser futbolista. “Cuantos más objetivos tenés y más cumplís, más cerca estás del éxito”, dice.

- ¿Alguna vez pensaste qué sería tu vida si no aparecieras en la televisión?
- ¿Si no apareciera en la televisión?  No, loco, la verdad es que nunca me lo puse a pensar. En realidad, creo que no sé qué hubiera pasado conmigo si no jugara al fútbol. Porque yo no es que soy burro, pero soy muy vago. Mi mamá trabajó dieciocho años de maestra y todavía ninguno de los dos hijos terminamos la escuela. Hubo un momento en que tuvimos que decidir si era el fútbol o el colegio y apostamos por la pelota y, gracias a Dios, nos salió bien. Pero me mataste con la pregunta, ni yo me había preguntado eso alguna vez.
Bruno Zuculini tiene las uñas a la miseria. Dice que es por manejar y dice, también, que es por la ansiedad. Tiene veinte años y una colonia de groupies que lo está esperando para sacarse una foto. Es jueves al mediodía y podría estar en el descanso de un trabajo de oficina o cambiando de aula para entrar a otra clase en la universidad. Pero está saliendo del trabajo. Esos ejemplos no son casuales: es un pibe con aspecto común que podría estar haciendo cualquiera de esas cosas, pero es, a la vez, una cabeza poco común que a los siete años decidió que prefería dedicar su infancia y su adolescencia al profesionalismo.
Iba al colegio a la mañana, salía, comía en cinco minutos y ya salía para Racing. El viaje era largo porque vivía -y vive- en Escobar, que no queda nada cerca de Avellaneda. Sus  amigos jugaban a las bolitas, mientras él estaba  en el colegio con la carpeta, con una medias y con un pantaloncito, como para estar siempre preparado para salir. No era nada extraño porque nada es extraño cuando alguien define sus sueños con tanta determinación: “Yo decidí que iba a ser jugador de fútbol y que me iba a bancar la que viniera”.

- ¿Nunca pensaste en qué hubiera pasado si esto no salía?
- En ningún momento de mi vida yo pensé en ser otra cosa que jugador de fútbol. De chiquitos, mi hermano y yo estábamos todo el tiempo en mi casa destruyendo todo con la pelota. Los cuadros, las ventanas. Teníamos un club en la esquina de casa y mi mamá, para que no le rompiéramos más las cosas, nos mandaba para ahí. El club era Independiente de Escobar -ojo, verde y negro son los colores-. Teníamos la escuela en una esquina, el club en la otra, así que nos movíamos así.

- ¿Arrancaban el día bien temprano?
Fotos: NosDigital

- Y sí. Vivíamos a una cuadra de la escuela, pero yo me levantaba a las siete de la mañana, salía a las doce del colegio y a las dos de la tarde ya estaba en Racing. Pensá, entonces, la locura esta: mi hermano entrenaba a la mañana y yo a la tarde. Mi papá lo llevaba temprano a él, lo traía, le preparaba la comida, me la preparaba a mí y arrancábamos para el club. Pensá, en serio, era una locura. Franco tenía nada más que nueve años y yo siete. Fue así.

- A la distancia, ¿cómo ves todo ese desgaste?
- Es que en el momento no lo pensás porque sino no lo hacés. Mis amiguitos se juntaban a tomar el té y yo estaba entrenando. Corriendo. Yo llegaba a las ocho de la noche y me acostaba a las once. Al otro día, lo mismo. Mis compañeros se juntaban a estudiar y yo no, yo pedía la tarea a la mañana siguiente. Pero desde chiquito estaba convencido de esto. Y mi hermano lo mismo. Lo que pasa es que tuvimos fortuna y llegamos los dos. Como nosotros, hay miles y miles.

- Ponele que Franco tuviera un hijo y te preguntara si te parece bien que tu sobrino tuviera que hacer todo esto, ¿cómo la verías? 
- No sabría qué decirte. Es otro momento. Yo le hinché mucho a mi papá. Mi hermano y yo. Porque él decía lo mismo que vos: que éramos chicos para hacer eso. Y yo le decía: “Llevame, llevame o llevame, porque acá te voy a romper todas las plantas y toda la casa”. Eso sí, él nos decía: “No te quejés después, tenés que hacer el colegio, tenés que hacer tarea”. Fue un trato que hicimos mi papá, mi mamá, mi hermano y yo.

- ¿El sistema del fútbol profesional requiere obligatoriamente de eso?
- La palabra lo dice: ser profesional. Dormirte a una hora, no comer cualquier cosa. Yo me he ido llorando de cumpleaños de amigos. Llorando, impotente, porque tenía que jugar al otro día. Fue un cumpleaños de un amigo, una fiesta tremenda, no me olvido más. Eran las doce de la noche y yo me fui. Recién estaban llegando las minas. Estaba en inferiores. Pero ya desde chiquito, tenés que entenderlo. A los siete años te perdés del té y cuando sos más grande te perdés de las minas.

- ¿Vos hablabas con alguien esta frustración de tener que irte de los cumpleaños?
- Con la almohada. Llegaba a casa, me dormía y sabía que al otro día me despertaba para hacer lo que a mí me gustaba. Esto es raro. Porque ahí está lo profesional. Quizás, a mis amigos les gustaba más que a mí jugar a la pelota, pero no le dedicaban ese tiempo.

- ¿Y tus amigos qué decían?
- En su momento no decían nada. Ahora me preguntan: “¿Cómo no hice lo mismo que vos?”. Claro, quizás, yo tengo ahora un buen auto y un buen salario. Y ellos trabajan ocho horas, van a la facultad. Se dio vuelta todo, pero cada uno elige su vida. Me parece bien que estudien. También que laburen porque todo el mundo labura.

- Antes la rutina era desgastante, ¿ahora cómo es? ¿qué hacés con tu tiempo libre?
- Ahora me levanto a las cinco y media de la mañana para llegar a las siete. Yo vengo por Panamericana y tengo que salir antes porque si salgo un rato después ya sé que no llego. No me puedo dar el lujo de llegar tarde. Quizás en inferiores podías llamar al profe y decirle que no llegabas. Acá no podés. Como sé que vivo lejos, me levanto media hora antes. Aparezco por Racing a las siete que ya hay gente. Llego a las dos de la tarde a mi casa. No es un horario para comer, pero llego a esa hora y, bueno, hago lo que puedo. Encima me pusieron el Metrobus en la 9 de Julio y se traba todo. Ahora voy por General Paz. Ya le saqué la ficha. Pero, bueno, cuando termino de almorzar, me tiro a dormir la siesta. Y me despierto a las cinco y, como decís vos, ya estoy libre. Igual, tranquilo, no es que me voy a un after. Yo no vivo más en el barrio, me mudé, vivo más lejos, pero siempre nos juntamos con mis amigos en un mismo paredón, así que me voy para allá. Hace un montón de años que nos juntamos ahí. Caía uno y empezaba a avisarle a los otros y ya después estábamos todos. Ya con veinte años seguimos juntos con amigos del club y con algunos del colegio, aunque con ellos la cosa es menos porque los de la escuela fueron tomando otros caminos.

-¿Y qué pasa ahora en el paredón? Porque antes eras simplemente un pibito y ahora sos Zuculini el cinco de Racing.
zucullini-Capaz me estoy tomando una gaseosa o un jugo, veo que alguien me ve, y me da vergüenza. Me hago el boludo y miro para el otro lado. Pero es porque me da pudor. Yo lo viví con Franco y lo volvía loco. Y lo jodía: “Eh, te están mirando”, y él me decía: “Está bien, pero no me lo digas”. Y quizás ahora estoy con mis amigos y uno me codea y me dice que me están mirando y es tremendo. Pero es una situación linda que te pidan una foto. ¿Vos sabés que yo nunca me animé a pedir un autógrafo? Una sola vez, iba caminando y lo vi a Fernando Redondo. Mí ídolo: crack, jugador del Real Madrid, un genio. Y no me animé. Y me arrepiento.

-¿Pero cómo pensás que la gente te ve a vos? Porque quizás pasa un nene caminando y te piensa como si fueras un héroe.
- No, héroe no, héroe es otra cosa. Héroe es otra gente. Yo tengo la suerte de hacer lo que me gusta. Hoy en Argentina el fútbol es muy grande, lo mueve todo y quizás el nene piensa que quiere ser como Zuculini, o bueno, como Zuculini no -le habla al grabador bien de cerca-, no sean como yo, como Zuculini no. Pero quieren ser como el futbolista, como el que ven en la tele y si te piden una foto y se las das, qué se yo, por ahí tienen un poco de esperanza. Hay un nene que es de Escobar y viene de allá para Racing, y tiene 12 o 13 años, y él vio que mi hermano y yo pudimos, entonces sigue. Y ser ejemplo me gusta. Yo voy a la pensión, voy al predio Tita Matiussi, hablo con los pibes de inferiores.

-¿La responsabilidad de un jugador de fútbol es solamente formar parte del equipo o dedicarle tiempo al club?
-Uno no es solamente un jugador. Yo pasa que estoy acá desde los siete años. Me conozco a toda la gente, a los hinchas, a los que manejan las cosas. Me entero de lo que pasa. Hace poco un chico de la pensión se lastimó. Le llevamos una remera, se recuperó y ahora anda haciendo goles. O cuando alguno tiene un problema de salud, nosotros tenemos que estar. Un pibe una vez pidió por Zuculini. Y yo pregunté: “¿Por cuál de los Zuculini? ¿Por mi papá? ¿Por Franco?” Y no, quería que fuera yo. Y no lo podía creer. Eso para mí es re loco mal. Porque nunca pensé que con esta cara podía hacer feliz a un nene.

-Tratemos de salir de vos que, evidentemente, tenías una familia que te acompañaba y un hermano que estaba en la misma. Pensá en los pibes que compartían con vos las inferiores. ¿Todos tienen la misma concepción del profesionalismo?
-No sé si todos pensamos lo mismo. Sí que todos tenemos el mismo sueño, pero somos distintos y necesitamos cosas distintas. Yo no tengo una habilidad tan grande como Vietto o como Centurión. Por eso tengo que prepararme para sacarle a lo mío lo mejor posible. Ellos tienen mucho talento. Si ellos se acuestan dos horas más tarde, quizás al otro día la rompen igual. Yo sé que no. Entonces, con las herramientas que yo tengo, tengo que exprimirlas al máximo: dormir bien, comer bien, no tomar, no fumar, ni hablar de consumir drogas.

-Pero vos lo tenés muy resuelto, ¿un pibe de quince años de la pensión lo tiene pensado así?
-Es todo muy familiar. Mis viejos para mí son Dios. Siempre me inculcaron mucho esto de que si querés hacer algo, no te tenés que desviar. Yo creo que a los quince años ya sabés qué querés hacer con tu vida. Yo sabía que si quería jugar al fútbol al otro día, no tenía que salir. Y lo sabía a los doce años. Tiene mucho que ver con vos.

-Recién hablabas de que vos tenés condiciones distintas a las de tus compañeros, ¿vos creés, a la vez, por tu personalidad, que se juega como se vive?
-Sí, ni hablar, y un coordinador de fútbol de acá me dice exactamente lo mismo. Mi hermano vivía a mil. Te decía una palabra, agarraba una cosa, iba y venía. Y en la cancha era igual. Yo cambié un montón. Él siempre jugó así. Pero yo cometí errores: a mí me dijeron, en Primera no vas a poder hacer lo de las inferiores. Pero sí, nosotros somos muy ansiosos.

-Claro, se te nota en las uñas. Las tenés todas comidas.
- ¿Y cómo querés que no me coma las uñas si soy hincha de Racing?

-Cuando eras pibe, ¿alguna vez te perdiste una mina por el fútbol?
-Y capaz que alguna vez, en alguna fiesta. Yo arreglaba para verme con una piba y ella llegaba un poco después de las doce y yo me tenía que ir. Y me decía quedate. Y yo que me tenía que ir. Y me iba re enojado, pero no me quedaba otra.

-Pero eso cambia, ¿no? ¿Cómo vivís eso de que ahora entrás a un boliche y te miran?
-Yo ahora entro a un boliche que quizás antes no entraba. Me hacen pasar gratis y me hacen lugarcito. Pero no me gusta eso. Yo sigo entrando por la misma puerta. ¿Si antes no me dejabas entrar al boliche, por qué ahora sí? Yo voy con mis amigos y soy un amigo más. Yo soy Bruno Zuculini de 9 a 13. Después, ya no.
 
-¿Y quién sos?
-Bruno Zuculini, el pibito de barrio.
-¿A tus amigos les gusta pasar al vip?
-Obvio. Ellos se confunden, pero es lógico. Me piden que me apure y les digo que esperen, que tranquilo, que si antes no hacíamos nada de eso. A mí no me gusta sacar provecho. Ahora puedo traer una mina más o un trago más. Y para ellos está bueno, pero para mí es lo mismo.


-¿Te parece injusto que un jugador tenga esos privilegios?
-A mí me da lo mismo tener o no tenerlo. No sé si puedo pensarlo como injusto o no. Puedo entrar por la puerta de atrás al vip o puedo entrar por la de adelante. Pero no me preocupa, porque ¿sabés qué? en definitiva, todos somos iguales. Entremos por donde entremos. Todos terminamos en el mismo lugar. Yo soy de las 9 a las 13 jugador de futbol, después no soy más.

-¿Antes no te daba bronca que unos entraran o no?
-No me molesta. Yo entiendo que al futbolista y al actor se los juzgue así. Quizás, a la modelo también. Por tener más teta o más culo, se la trata mejor que a una amiga mía. Que sé yo, es así. Es probable que esté mal.

-¿A quién escuchás para que te dé consejos de fútbol?
-No me gusta ver los partidos. Porque yo sé cuando me equivoqué y me da bronca volver a verlo. Pero tengo que hacerlo, aunque me cuesta un poco. Escucho a mis amigos, a mi hermano.

-¿Y en el club? ¿Hablás con Saja? ¿Con Ortíz?
-Ellos están en apoyo constante. Que tipos de tanta jerarquía, de tanta edad, estén detrás tuyo para ayudarte es algo bárbaro.

-Saja planteaba hace un tiempo que hoy a los pibes se les dé todos más rápido, ¿es así?
-Puede ser. A mí me gusta escuchar y siempre trato de sentarme a comer con los más grandes. Lo hice desde que tenía 17 años y ya estaba en Primera. Nunca hablaba por el cagazo que tenía. Y ahora también me gusta sentarme con el Chino, con Ortíz, con Cahais y con Pelletieri. Está bueno porque hablan de otras cosas. Capaz que en la mesa de los pibes está Fariña, Centurión y Vietto hablando boludeces y está bárbaro que hablen de boludeces. Pero a mí me gusta ir a escuchar a la otra. También boludean, pero hablan dos minutos en serio y está bárbaro.

-Con esto de que todo viene tan rápido, ¿cómo hacés para no confundirte?
-La familia y vos mismo son los que te mantienen. Y, claro, tener un grupo atrás. Nosotros con Centurión y con Vietto hemos hablado un montón. Ellos son mis amigos y charlamos mucho, pero por más que yo vaya y les diga que se lean este libro o este otro, el único que define las cosas sos vos mismo. Es tu cabeza. Tu responsabilidad. Queda mucho en vos. Y todos sabemos que somos simplemente jugadores de fútbol y no nos podemos confundir. Porque la cabeza te maneja todo: adentro de la cancha, por más que estés bárbaro físicamente, la cabeza maneja todo. Siempre.

-¿Cómo se maneja la cuestión de sentarte a comer con Camoranesi que es un campeón del mundo?
-Cumplió el sueño de todo el mundo.

- ¿Se lo preguntaste alguna vez?
- No, no me animo. Pero sí escuché que tiene la medalla colgada ahí en la casa. Yo la tendría todo el tiempo encima mío: ¿sabés cómo saldría a bailar con la medalla colgada? Pero pasa que Mauro es pura humildad. Viene y se pone a hablar una hora con nosotros y no se cree más que nadie.

-En una entrevista, una vez dijiste que era muy importante tener detrás a un cuerpo técnico o a un plantel que te ayudara a bajar a tierra, ¿alguna vez te tuvieron que meter un cachetazo para traerte de nuevo?
-No, pero porque mis papás me bajaban antes en mi casa. Aprendí muchas cosas con el Ratón Ayala. Yo cuando recién subí a Primera, pensaba en entrenar y en irme al toque. Terminaba y tiraba toda la ropa así nomás. Y vos viste lo que es Ayala. Jugador de Selección, capitán. Una vuelta me agarró y me dijo: “A ver, nene, vení: la ropa te la dan doblada, así que vos la devolvés doblada, ¿está bien?”. Es el día de hoy que entrego todo doblado. Eso me quedó porque tiene razón y vos no podés abusar del utilero. Son cosas mínimas que no tienen que ver con el fútbol, pero sí con lo humano.

-¿Saja es muy importante?
-El Chino es crack. Si había alguien que tenía que venir a Racing era él. Maneja el grupo como él quiere y lo maneja bien. Muy bien. Con su humildad, con su predisposición. Es el primero que se pone para hacer los ejercicios. Y si vos sos un pibe de 18 años y lo ves a Saja dejando todo en el gimnasio, no podés no estar ahí y con ganas. Yo lo admiro.

-Él dijo que con los más jóvenes había una pelea por la música en el vestuario. Que a él le gustaba más el rock, pero que con la cumbia era más difícil.
-Nosotros somos pibes y si salimos, obviamente, que escuchamos cumbia. Acá adentro la música la manejan los más pibes: Centu o Iván Pillud. A mí me gusta mucho el rock nacional. Contra Boca no sé qué pasó que se rompió lo que estábamos escuchando y le dije a Centu: “Mirá, voy a cambiar un poco, así no nos quedamos sin nada. Voy a poner rock”. Y él me dijo que le diera para adelante. Cuestión que ganamos. Entonces el partido siguiente, hicimos lo mismo, y volvimos a ganar. Así que ahora me parece que quedaremos escuchando rock.

-Hay otro tema que es muy importante en la vida de un futbolista que es la cuestión de la plata, ¿cómo aprendés vos a manejar tu economía?
-Mirá, yo el dinero que gano no lo toco. Es todo de mi papá y de mi mamá. Obviamente que si veo que ellos agarran y se compran un barco voy a ir y les voy a decir que no. Con ellos yo voy con los ojos cerrados. Pero no ando pensando en eso. Si tenemos plata, tenemos, y si no, no. Y no pasa nada.

-Pero vos venís de una familia que te ayuda mucho y siempre está con vos, ¿cómo lo ves en tus compañeros este tema?
-A mí no me gusta hablar de dinero. Yo no hablo. Ni con mis amigos, ni con mi hermano. Cero. No se toca ni se charla. Porque si yo digo, ponele, que no es así, que gano 180 mil pesos por mes, mis amigos del barrio me van a decir “ah, yo gano cuatro mil”. Es una cuestión de ética. A mí no me va la de sacar chapa hablando de guita. Yo hablo de fútbol nada más.

-¿Y con tus amigos sacás chapa hablando de fútbol?
-No, mirá si voy a hablar de fútbol, ellos me cagan más a pedos que Zubeldía.

-Vamos a plantear la situación imaginaria de que formaras parte de un cuerpo técnico y tenés un plantel que tiene muchos jóvenes, ¿te parece importante que haya un entrenador o un ayudante de campo que sea joven para llegarle mejor a los pibes?
-Yo tengo muy buena relación con Saja y con Pelletieri, que son el capitán y el subcapitán. Y ellos saben que yo me llevo muy bien con los pibes. Entonces a veces me hablan y me dan ciertos consejos para que yo se los transmita a todos. Porque entienden que en la boludeada, capaz, me van a escuchar más a mí que a ellos. No quiere decir que al Chino o a Pelle les de vergüenza, pero entienden cómo bajar línea desde el técnico hasta el fondo.

-¿Conscientemente agarraste ese rol?
-Conscientemente. Me encanta ese rol. Yo en inferiores fui capitán y me gustaría serlo, alguna vez, en Primera. No me gusta mandar, pero sí me gusta decir. Agarrar y hablar con Rodri de Paul, por ejemplo. Que después él haga lo que quiera. Yo trato de hacerlo por el bien de él.

-Hablamos de lo que cuesta llegar a Primera, de cómo llegar, de las cosas que cambian cuando llegás: ¿qué es, en definitiva, el éxito?
-Es cumplir el objetivo. Cuantos más objetivos tenés y más cumplís, más cerca estás del éxito. Cumpliendo objetivos, te acercás al sueño y si te acercás al sueño te acercás al éxito. Qué sé yo, es mi manera de pensar. Capaz es una pelotudez. Capaz dije un montón de pelotudeces en esta charla. Pero es lo que hay.

Fuente:  NosDigital

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